Una carta a la Gran Bretaña

julio 24, 2016

Estimados amigos británicos:

Enviamos nuestros corazones desde tierras continentales, tanto para aquellos que se conmocionaron por los resultados del referéndum, como para los que votaron por salir y ahora están decepcionados por las falsas promesas de los que promovieron la salida. Siempre hemos disfrutado y admirado su capacidad de producir fascinantes series de televisión de detectives y dramas históricos. Pero el drama de los últimos días sin duda supera a cualquier reality show, con la promesa de más episodios por venir, los cuales, no estamos seguros si queremos que ocurran.

Algunos lo han llamado un divorcio. Sin embargo, una de las partes no lo deseaba así, y la otra parte sólo a medias. Debido a una extraña forma de la democracia, los escoceses y los irlandeses del Norte están siendo expulsados en contra de su voluntad de la UE por los ingleses y los galeses. Será un proceso largo y complicado que sólo puede causar una mayor polarización dentro del Reino Unido y las relaciones con otros países de la UE.

Cualquiera que sea el resultado político, queremos afirmar que la historia del pueblo británico está intrincadamente entrelazada con la Europa continental, como un complejo diseño celta que adorna las páginas del Libro de Kells, que enfatiza que en el fondo, debemos estar juntos.

El día de hoy mi esposa Romkje y yo comenzamos los 12 días del Tour de Herencia Celta, junto a 16 compañeros de viaje. Iniciaremos en Dublín, antes de pasar a Irlanda del Norte, a Escocia e Inglaterra, para seguir la ruta del impacto transformador del Evangelio a través de sus islas de oeste a este y de norte a sur.

Iniciando con San Patricio, rastreamos las historias de Columba, Aidan, Cuthbert, Chad y Agustín de Canterbury, entre muchos otros, de acuerdo a sus clanes y reinos. Ambas islas abrazaron la historia de Jesús, que originalmente había venido desde el continente, en algún momento en el primer siglo. La estancia de Patricio en la Galia lo preparó para su misión con los irlandeses. Y Agustín fue enviado a Gran Bretaña (contra su voluntad) desde Roma.

Secuela

La secuela de la notable transformación de sus islas era un nuevo impulso para las misiones al otro lado del Canal, y fue encabezada principalmente por Willibrordo en los Países Bajos; Bonifacio entre las tribus germánicas; Columbano y Galo en la Galia, Suiza e Italia, seguidos por olas de monjes escoceses e irlandeses que se establecieron y prestaron servicio a las comunidades monásticas a lo largo de Alemania, todavía hasta el siglo pasado.

Históricamente nos debemos mucho entre sí. Nuestras identidades están entretejidas. Eso también es cierto étnicamente. Los que viven en la media luna celta de Cornualles, Gales, Escocia e Irlanda, tienen primos dispersos por todo el continente, desde Galicia en España a la Galia, e incluso hasta Galicia en Rumania (y Galacia en Turquía). Los anglos y los sajones llegaron como merodeadores desde el norte de Alemania. Los normandos fueron vikingos reciclados de Noruega que se habían establecido alrededor de un siglo en Normandía, Francia, antes de invadir la Gran Bretaña con Guillermo el Conquistador.

La Casa real de Windsor es de origen alemán, una rama de la Casa de Sajonia-Coburgo y Gotha. Esos nombres fueron cambiados a Windsor, y el de Battenberg a Mountbatten, en el año 1917, debido al sentimiento anti-alemán que surgió durante la Primera Guerra Mundial. La reina Victoria y el príncipe Alberto conversaban entre sí en alemán y se les solicitó hablar en inglés al reunirse con líderes del gobierno. En otras palabras, en el fondo pertenecemos el uno al otro. Nos guste o no, estamos atrapados entre sí como miembros de una familia.

Empatía

A juzgar por su respuesta, a muchos de ustedes sí les sorprendió el resultado del referéndum. Romkje y yo acabamos de pasar tres días significativos en Munich, en el Congreso Juntos por Europa que culminó con un acto público de cuatro horas con 6,000 espectadores de toda Europa, incluyendo el Reino Unido. En contraste al espíritu de división y separación agitado por el referéndum, se expresaron declaraciones de afirmación y de empatía hacia su gente, así como declaraciones fuertes y claras sobre el tipo de Europa que necesitamos: basada en el amor y no el miedo; acerca de extender puentes y no levantando muros; una Europa hospitalaria y acogedora que abraza sin excluir; un continente de perdón y reconciliación.

En medio de la danza y la celebración, la música y la adoración, se compartieron testimonios y afirmaciones de parte de personas de todo el continente. Un alemán y un ruso hablaron de un notable marcha de reconciliación en Volgogrado, la antigua Stalingrado, entre antiguos enemigos, que se extendía a lo largo de ¡seis kilómetros y medio de largo! Un pastor reformado suizo de Zurich y un representante menonita compartieron acerca de la reconciliación entre sus dos tradiciones, que data el ahogamiento de la primera anabautista, Félix Manz, a manos de líderes de la iglesia en 1525. Ortodoxos, católicos y líderes de iglesias protestantes afirmaron juntos en el escenario su deseo de cooperación y una «unión cada vez más profunda». “¡Ya fueron suficientes quinientos años!” era el grito de los católicos y protestantes en relación a la Reforma. ¡La unidad es posible! declaró María Voce, líder del Movimiento de los Focolares.


El futuro de la Gran Bretaña y de Europa siguen siendo inciertos. Podemos construirlo juntos en fe, esperanza y amor.



Hasta la próxima semana,

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