Esta semana inició con una nota pesimista. El lunes, el vice presidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, confesó sus temores sobre el proyecto europeo, siendo criticado por el creciente nacionalismo. Habló de una tormenta que se está formando con la crisis de refugiados golpeando los talones de la crisis económica.
Y luego vino el viernes 13 con la matanza en París. En la calle, en un teatro, en un restaurante, en el estadio de fútbol. Caos. Confusión. Miedo. Enfado, Dolor.
El ataque se produjo cuando mi esposa y yo asistíamos a la conferencia, «Juntos por Europa», en el sur de los Países Bajos. Delegados de casi cuarenta organizaciones y movimientos, católicos, ortodoxos y protestantes, vinieron de varios países europeos, entre ellos Francia, a este evento anual. Conmocionados, nos volvimos a reunir para la sesión del sábado, donde Thomas Römer, de la YMCA de Munich, hablaría del tema: La fe en medio de las dificultades y miedos del presente.
Thomas cita a Timmermans diciendo que si la política de la esperanza no sustituyó la política del miedo, el proyecto europeo podría desintegrarse. Y ahora esta masacre crearía más miedo, confusión e inseguridad. Diez meses después del ataque a Charlie Hebdo, y el derribo del avión ruso en el Sinaí, el EI atacaba de nuevo.
Thomas señaló la historia de Jesús y los discípulos atrapados en una tormenta en el mar de Galilea, donde ante el viento y las olas amenazantes, los discípulos sintieron peligro, miedo y pánico, mientras que Jesús dormía. “¡Maestro, maestro, nos vamos a ahogar!”, gritaron a Jesús.
Oculto
Europa está en problemas. Las olas de refugiados amenazan con hundir el barco, dicen algunos. Y Jesús parece estar durmiendo, dijo Thomas, antes de recordarnos que Jesús estaba en la barca con sus discípulos, y se encuentra hoy también en nuestro barco. Lutero -continuó- habló de la gracia escondida de Dios. Su obra y su presencia oculta detrás de las escenas que llevan a cabo sus propósitos.
Mientras hablaba, recordé que en mi primer reflexión semanal de este año (del 05 de enero), reportaba los informes trágicos del 2014, incluida Ucrania, Crimea, Syria, el vuelo MH17, la suerte extraña del vuelo MH370 y más. ¡Qué otras tragedias nos esperaban en el 2015?, me preguntaba. Días más tardes vino la masacre de Charlie Hebdo
Como los discípulos en la tormenta en Galilea, queremos gritar a Jesús, “¿No te importa si nos ahogamos?. Sin embargo, nadie nos puede prometer que el año nuevo será mejor que el 2014, admití. El hecho es que todavía vivimos en un mundo caído. Los accidentes y las tragedias seguirán sucediendo este año. Entonces me dije, que como en la pintura de Rembrandt que muestra a Jesús calmando la tormenta, hay una imagen clave con la que mi esposa y yo le daríamos sentido a este turbulento año.
En tal escenario, Jesus reprendió al viento y éste obedeció, quedando todo en completa calma. Jesús nunca prometió a sus discípulos paz y prosperidad. En cambio les prometió darles paz en medio de la tormenta, una paz que el mundo no entiende.
Thomas continuó, contrastando la respuesta de Jesús a nuestra propia tendencia al miedo, a la impotencia, a la rabia y a la agresión. Jesús crea la paz a través de la palabra, y no la violencia que sólo propaga más miedo. La palabra de Jesús puede calmar la tormenta, el miedo y la rabia. Él miró a los discípulos preguntándoles: ¿Dónde está vuestra fe?
Vacío
Nosotros, europeos, enfrentamos ahora la prueba de cómo responder a esta violencia extendida desde el Medio Oriente. Y aquí esta la pregunta clave: ¿Dónde está tu fe? ¿De dónde sacamos recursos para responder en el espíritu opuesto? ¿Tiene esta secularizada Europa lugar para la fe, en los valores fundamentales que se derivan de la historia que hizo de Europa, Europa, en primer lugar? El titular de la edición sabatina del periódico secular holandés, NRC Handelsblad, escrito previo al ataque, decía: Hemos perdido nuestra fe y el vacío es enorme. ¿Qué ha llegado en lugar de la religión? El populismo llena el vacío con el miedo a las formas y a los valores extranjeros. El fundamentalismo pretende ofrecer la alternativa al vacío.
En otra edición del mismo periódico, otro escritor sugiere que deberíamos estar más preocupados por la debilidad de nuestra fe en los valores primordiales del continente europeo, que sobre la supuesta fortaleza del Islam radical. Reiterando lo dicho por Angela Merkel en Berna, quien mostró su preocupación cuestionando el por qué los europeos no están practicando más su fe, en lugar de lamentarse de que los musulmanes practiquen su religión en Europa.
Mientras orábamos en grupos pequeños, motivados por las palabras de Thomas, una persona recordó la advertencia de un obispo en Irak: “Nosotros, los cristianos de Medio Oriente, hemos sido perseguidos durante siglos. Esto es normal para nosotros, pero dudo que los europeos sean capaces de responder en amor y perdón a este tipo de violencia”.
Hasta la próxima semana,